Satanás y sus espíritus inmundos no son mitos, sino realidades terribles. Como lo expresó sabiamente Pablo VI: “El mal no es ya sólo una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Quien rehúsa reconocer su existencia se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica” (15/11/1972).
Y los ángeles, los espíritus buenos, vuelven a aparecer con su realidad y su misión de servir a los hombres. Ha llegado el momento de descubrir, a la luz de la Palabra de Dios, la presencia y la acción amorosa de los ángeles, y recibir de ellos todo cuanto el Señor quiera enseñarnos y comunicarnos.